

La Dolce Vita, como la llaman aquí. Una forma de vida suave, una hábil mezcla de luz, color y sabor. La impresión de que la vida puede ser bella, como en una película, cuando se decide transformar un momento sencillo en uno especial.
Aquí nos vestimos con «Sprezzatura», una naturalidad despreocupada. Eliges conscientemente la forma de presentarte, te diviertes con ello y pruebas cosas. Esta Dolce Vita se expresa de muchas maneras: en los colores, la gente que conoces, las sonrisas, la comida e incluso la arquitectura.
Si unos se arreglan para ir a una boda, otros lo hacen para ir a comer pasta un martes, antes de engullir ese ristretto en el bar-tabac donde llaman al encargado por su nombre de pila.
Son sin duda estas personas, las que no se han rendido, las que embellecen un poco más la calle y transforman mágicamente los martes por la tarde en películas de Fellini...